Marina Abramovic impartirá este 27 de octubre una clase magistral en el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) de Valencia, poniendo en marcha una nueva sección de la Mostra denominada Focus, que “estará dedicada a poner en valor la obra de cineastas emergentes de corta trayectoria o a figuras relevantes de la cultura contemporánea que hayan mantenido una relación con el audiovisual sin ser necesariamente cineastas, como es el caso de la artista serbia”.
La figura de Marina va más allá de su obra y está ligada inexorablemente a «Thelema» (filisofía basada en la obra de Aleister Crowley), y al escándalo Pizzagate cuando fueron interceptados unos emails entre la artista y los hermanos Podesta, admiradores y contribuidores de sus obras, a los que invitaba a una cena donde aprenderían a cocinar espíritus (Spirit Cooking). Ese fue precisamente el nombre de aquel evento al que ninguno de los hermanos acudió finalmente, aunque sí otras celebridades como la archiconocida Lady Gaga.
Comenzó su carrera en su Belgrado natal en los años 60, y completó su formación en Croacia. De regreso a Serbia en 1973, impartió clases de Bellas Artes y pronto comenzó con sus primeras acciones.
«Rythm» fue su primera saga, y marcaría el rumbo que definitivamente llevaría su carrera. Se trataba de indagar en los límites de su cuerpo el dolor físico, el sufrimiento, y la automutilación en una arriesgada exploración del arte-corporal. Por otro lado, ponía también a prueba las resistencias morales del público al sentir e intervenir en esas experiencias.
La más notoria de esta serie fue «Rythm 0». En esa ocasión puso a disposición del público 72 instrumentos de distintas funcionalidades durante 6 horas, y se comprometió a no responder a ningún estímulo. El público podía usar aquellos artilugios con ella o contra ella. Al principio la acariciaban, le hacían cosquillas… pero fue subiendo el tono a medida que avanzaban las horas. Marina salió de la sala con las ropas rasgadas, múltiples cortes en el cuerpo, espinas de rosas clavadas en el estómago, y por poco, una bala en la cabeza que evitaron que fuera disparada por uno de los participantes.
Comenzaría también a colaborar habitualmente con su pareja el fotógrafo Uwe Laysiepen, más conocido como «Ulay». En los trabajos que realizaron juntos vestían del mismo modo, mantenían un comportamiento similar, y practicaban lo que llamaban unidad andrógina.
La última de sus obras, tanto como pareja artística como sentimental, fue «The lovers» (los amantes). Para realizarla, recorrieron los 2.000 kilómetros de la Gran Muralla China hasta que al cabo de 3 meses, se encontraron en mitad del camino fundiéndose en un último abrazo. Tardaron 23 años en volver a verse.
Este es el momento en que su obra toma un giro más ritualístico e incorpora elementos naturales a sus obras como animales, huesos, piedras o imanes.
Es en el 97 cuando recibe el León de Oro en la Bienal de Venecia con «Balkan Baroque», donde explora el horror de la guerra en los Balcanes. Allí se la observa sobre una montaña de huesos de ternera que va limpiando mientras canta canciones de cuna.
En el año 2010 estuvo durante 3 meses en el Moma de Nueva york sentada en el hall frente a una mesa y otra silla vacía. Recibió a los visitantes del museo que podían sentarse frente a ella y pasar unos minutos mirándola a los ojos sin cruzar palabra. Uno de esos visitantes fue «Ulay», y la emoción entre los dos después de 23 años sin verse fue manifiesta. Se dice que a partir de aquel momento retomaron su amistad.
Entre muchas otras colaboraciones, destaca la ópera experimental dirigida por Robert Wilson, y protagonizada por William Dafoe, «La vida y muerte de Marina Abramovic» de una evidente estética oscura e inquietante.
Pero en esta ocasión es el cine lo que la trae a España para realizar esta masterclass. Se realizará combinando el formato presencial y la conexión ‘online’ con la artista a causa de las restricciones. También se estrenará en España ‘Homecoming. Marina Abramovic and her children’ (Regreso a casa, Marina Abramovic y sus niños), documental del cineasta serbio Boris Miljkovic. También se proyectarán varias de sus obras.
Por Lourdes Folgarona
Fuentes: Economía 3, Alejandra de Argos, Cultura Colectiva