No es la primera vez que el artista cubano Erik Ravelo aborda el tema del maltrato infantil en su obra. En cambio, esta vez le toca de cerca porque le trae recuerdos de su propia infancia, cuando fue obligado a participar en un «acto de repudio» en Cuba, según un artículo de Lien Carrazana para Diario de Cuba. Es necesario subrayar que «Doctrina» es la versión cubana de Intocables, una serie en la cual Ravelo denuncia la prostitución infantil, el tráfico de órganos, la pedofilia de la Iglesia, el sufrimiento de los niños durante la guerra en Siria, entre otros frentes en los que se vulneran los derechos de la infancia en el mundo.
En este caso, la obra es la reacción del artista al reiterado adoctrinamiento y uso de niños por parte del régimen cubano en los llamados «mítines de repudio» en la Isla, práctica que se remonta a los primeros años de la Revolución. El más reciente acto de ese tipo, que ha conmocionado a cubanos de ambas orillas, tuvo lugar este lunes frente a la vivienda de la activista Anyell Valdés Cruz, quien sufrió junto a sus tres hijos menores la violencia de un grupo de personas que portaban una foto de Fidel Castro. La turba realizó pintadas para tapar un cartel colocado por la opositora que decía «Patria y Vida», en el que expresaba su rechazo a la dictadura.
«Simplemente sentí la responsabilidad de hacer algo. Siento mucho lo que sufren en Cuba quienes piensan diferente», dijo Ravelo a DIARIO DE CUBA. «También creo es una manera de solidarizarme con ellos, que al final son muchos de mis amigos», indicó el creador, en referencia también a la ola represiva contra artistas, intelectuales y activistas en la Isla.
«Estos actos contra artistas, disidentes y opositores al Gobierno de Cuba son actos de violencia profunda donde un niño corre peligro físico constante. Pues más allá de la violencia verbal y los gritos, vuelan piedras, palos y hasta machetes pueden verse frecuentemente. Pero estoy convencido sinceramente de que el peligro más inminente es el daño psicológico, el cual temo sea el más difícil de curar. Es algo que llevará dentro por el resto de la vida», opinó Ravelo en un texto que publicó en su perfil de Facebook, donde compartió la obra.
Resalta Diario de Cuba, que Ravelo sostiene: «Personalmente viví la horrible experiencia de participar siendo un niño, estando en la escuela primaria Orlando Pantoja. El profesor nos sacó de la clase y nos llevaron a tres cuadras de la escuela a un mitin de repudio, sin preguntar ni explicar nada, y menos que menos pedir ningún permiso a nuestros padres». Ravelo contó que en ese mitin «agredieron y violaron la propiedad y los derechos más fundamentales de un grupo de opositores».
«Esa tarde una señora anciana, madre de un opositor fue agredida, golpeada y prácticamente linchada delante de mí. Le rajaron la cara con un casco de constructor. Le reventaron los espejuelos. Sangrante, se la arrebataron a la masa enardecida y la metieron en una patrulla. Y se la llevaron. Fue en la calle H entre 13 y 15 en el Vedado. Nunca voy a olvidar semejante barbaridad. (…) Yo estaba en quinto o sexto grado», relató el artista, que tendría unos 11 o 12 años entonces.
Para Ravelo, «la educación en Cuba es el templo más elevado del lavado de cerebro». En su opinión, «los niños cubanos están expuestos a la retórica de la violencia, al odio y a un fuerte adoctrinamiento político».
Diario de Cuba concluye con una síntesis del artista recalcando que Ravelo con su campaña Unhate, realizada para Benetton, en la cual muestra a varios líderes mundiales besándose, obtuvo el Gran Premio del Festival de Cannes en 2012,también ha sido galardonado con dos lápices de oro en One Show Festival de Nueva York y el Clio de Oro en los Premios Clio, uno de los más famosos galardones a la publicidad. Trabajó por más de diez años como director creativo en la Fabrica, agencia creativa de Bennetton.
Fuente: Diario Las Américas