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Antonio García-Trevijano Forte (Alhama de Granada, Granada, 18 de julio de 1927–Madrid, 28 de febrero de 2018)[2][3] fue un jurista, notario, abogado, político, crítico de arte y pensador republicano español, destacado por su activismo contra la dictadura franquista. Ha sido definido por la University Press of America como «una figura destacada de la política española desde finales de los años sesenta y probablemente uno de los intelectuales más importantes del siglo XX en teoría política y estética».[4]
En 1974 impulsó la creación de la Junta Democrática de España, de la que fue coordinador ejecutivo y redactor de su manifiesto.[5][6] Asimismo, tuvo un papel importante en la fusión de esta organización con la Plataforma de Convergencia Democrática, dando lugar a la denominada Platajunta, que unió en un solo frente a todas las fuerzas políticas de oposición al régimen de Franco.[7] Tras imponerse en la transición española la opción de la reforma de la dictadura frente a la de ruptura democrática que defendía, abandonó la política activa.
Fue presidente de la asociación Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional (MCRC), siendo frecuente activista político, oponiéndose al sistema de partidos existente en España —al cual denominó «oligarquía de partidos estatales», «Estado de partidos» o «partidocracia»—, a la Constitución de 1978, como norma fundadora, y a la monarquía de Felipe VI, como símbolo de unidad, del mismo modo que se opuso a la de su padre Juan Carlos I, por no aceptar que éste hubiera sido designado como jefe del Estado por el dictador Francisco Franco.[8]
García-Trevijano defendió el establecimiento en España de una república constitucional, basada en la separación de los poderes del Estado –separación que debe ser en origen entre el poder ejecutivo y el poder legislativo, mediante elecciones separadas–, en la representación política de los gobernados y en la independencia del poder judicial, como forma de Estado capaz de garantizar la democracia representativa.[9]
Publicó numerosos artículos en los principales periódicos españoles y fue autor de varios libros sobre filosofía política, entre los que destaca su obra Teoría Pura de la República.
Biografía
Antonio García-Trevijano Forte fue el cuarto de los ocho hijos del matrimonio formado por Antonio García-Trevijano, registrador de la propiedad en Granada, y de Ángeles Forte.[10] Su abuelo paterno, José García Moreno (1857–1909), natural de Órgiva, fue jefe del Partido Liberal, diputado provincial y diputado a Cortes por el distrito electoral de Órgiva, gobernador civil de Málaga, Caballero cubierto ante el Rey y fue nombrado gobernador de Illo-Illo, una de las tres circunscripciones más importantes de Filipinas,[11][12] aunque no tomó posesión debido a su fallecimiento. Por parte materna, procedente de Rágol (Almería) su otro abuelo fue compositor musical.[13] Según García-Trevijano, su padre fue el primer republicano de la familia,[14] y él mismo fue un republicano convencido desde muy temprano.[15] A pesar de ello colaboró políticamente con Juan de Borbón.[16] En su libro Crónica del antifranquismo, Fernando Jáuregui y Pedro Vega señalan que García-Trevijano era «un personaje atípico: se proclamaba republicano pero luchaba por la solución legitimista encarnada por Don Juan de Borbón».[17] Por su parte, el historiador Borja de Riquer, cuando le menciona como integrante de la Junta Democrática, le define como una personalidad independiente «de la derecha monárquica».[18] García-Trevijano se entregó activamente al antifranquismo, y desempeñó un papel destacado dentro de las filas de la oposición a la dictadura franquista durante la última fase de la misma y durante la transición española.
Formación académica
García-Trevijano estudió Derecho en la Universidad de Granada. A mediados de los años cincuenta fue profesor adjunto en la Universidad de Granada. Allí conoció a Antonio Fontán, catedrático de latín y antiguo preceptor del Conde de Barcelona. A través de Fontán, García-Trevijano conoció a Rafael Calvo Serer, miembro del Opus Dei y partidario de Juan de Borbón, el cual le introdujo en el círculo de Don Juan en Estoril.[19] Posteriormente, aprobó las oposiciones a notario y, mientras ejercía en un pueblo próximo a Zaragoza, trabó amistad con el Príncipe Juan Carlos, que por entonces estudiaba en la Academia Militar zaragozana (estudió allí entre 1955 y 1957). Según García-Trevijano, su relación se inició con ocasión de la existencia de un deportivo Pegaso de su propiedad. Un día, mientras el príncipe admiraba el vehículo, el entonces notario le invitó a conducirlo. A partir de ese momento, salieron ocasionalmente con jóvenes zaragozanas, pero sin hablar nunca de política. Al parecer, el joven príncipe tardó tres meses en averiguar que su amigo Tono era un asiduo visitante de «Villa Giralda», la residencia de su padre en Estoril.[20]
Actividad política
Dictadura franquista
A través de su relación con Calvo Serer y Fontán, García-Trevijano entró en contacto con el diario Madrid. En 1966, el vespertino precisaba una cuantiosa inversión para seguir en funcionamiento y Calvo Serer pensó que García-Trevijano podría adquirirlo, con el objeto de reorientarlo hacia posiciones aperturistas. García-Trevijano, que además de una notaría, dirigía un exitoso bufete en Madrid, estaba gracias a ello en contacto con personas adineradas que podrían querer invertir en el periódico. Inicialmente, el intento quedó en nada, puesto que los propietarios no accedieron a la venta. No obstante, finalmente, Luis Valls Taberner, el máximo accionista, accedió al nombramiento como presidente del Consejo de Administración del rotativo de Calvo Serer, quien nombró a García-Trevijano abogado de la empresa.[21] A partir de entonces, la nueva línea del periódico hizo que los conflictos con el régimen fueran recurrentes. El propio ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, amenazó con «cerrar el periódico un día sí y otro no», si Trevijano se hacía con el control del mismo. Sin embargo, aunque Fraga llegó a suspender su publicación durante cuatro meses, fue Alfredo Sánchez Bella, entonces titular del ministerio de Información, quien decretó el 25 de noviembre de 1971 el cierre del diario. Según sus propias palabras, fue el propio García-Trevijano quien provocó la suspensión del diario mediante la publicación de un artículo crítico, Lucha por el poder en el diario «Madrid», para forzar su cierre por mandato del Gobierno y, de este modo, obtener el derecho a una indemnización[22] con el objetivo de evitar la quiebra económica del rotativo, cuyas finanzas se hallaban maltrechas.
Mientras tanto, en septiembre de 1967 García-Trevijano coordinó la preparación de un acto clandestino de Comisiones Obreras que tuvo lugar en unos locales en desuso de la antigua fábrica de medias Vilma de Madrid, de la cual era apoderado. Al acto asistieron unos doscientos líderes sindicales y en él se acordaron movilizaciones en la calle y una huelga obrera para el mes siguiente (octubre de 1967).[23]
Cuando Juan de Borbón viajó a Madrid en 1968 para asistir al bautizo de su nieto Felipe se entrevistó, entre otros, con García-Trevijano. Este le dijo al pretendiente al trono que, cuando muriera Franco, le bastaría con presentarse en la capital española para que el ejército le proclamara rey. El propio García-Trevijano diría más tarde que había concertado una entrevista entre don Juan y el general Díez-Alegría para tratar la cuestión de la sucesión.[24]
El 8 marzo de 1968 organizó la presentación en España del libro El desafío americano, del periodista y político francés Servan-Schreiber, que se celebró en el salón de actos del Hotel Meliá de Madrid, sito en la calle de la Princesa, ante mil quinientas personas.[25] Este acto terminó convirtiéndose en una multitudinaria protesta contra la dictadura franquista y por la democracia.[cita requerida]
Ese mismo año, García-Trevijano participó en el proceso de independencia de Guinea Ecuatorial. Esta antigua colonia española se encontraba en pleno proceso de descolonización y disponía de autonomía desde 1964. Sin embargo, existía un agudo enfrentamiento dentro del régimen entre los partidarios del presidente del Gobierno, Carrero Blanco, partidario de retrasar la independencia y mantener los intereses económicos españoles, y los del ministro de Asuntos Exteriores Castiella, que veía en una independencia amistosa la forma de mejorar la imagen internacional de España y conseguir un nuevo voto en Naciones Unidas. Venciendo la resistencia de Carrero, finalmente se aprobó la celebración de una Conferencia Constitucional en Madrid entre octubre de 1967 y julio de 1968. En lugar de apoyar a los nacionalistas de Monalige, como prefería el ministerio de Asuntos Exteriores, la presidencia prefirió apoyar a los más conservadores del Munge. Sin embargo, los designios de unos y otros se frustraron cuando un personaje hasta entonces poco relevante, Francisco Macías Nguema, con la asesoría de García-Trevijano, logró aglutinar al denominado Secretariado Conjunto o Grupo de los veintitrés, formado por disidentes del resto de formaciones, con lo que Macías se convirtió en el árbitro de la conferencia.
En cuanto a las motivaciones que pudo tener García-Trevijano para implicarse en la independencia de la colonia africana, los historiadores Rosa Pardo y Florentino Portero han apuntado que García-Trevijano pretendía frustrar el proceso independentista para desacreditar al Gobierno.[26] Por su parte, Francisco Ela Abeme, ha señalado que García-Trevijano «buscaba un azote del franquismo; alguien que dijera a Franco y a su régimen todo lo que García-Trevijano llevaba dentro pero que la dictadura no le dejaba expresar».[27] García-Trevijano redactó un proyecto de constitución, que fue desechado en favor del redactado por Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, hombre de Castiella, que actuaba como asesor de la Conferencia Constitucional. En palabras de Herrero de Miñón, Los técnicos, como se nos llamaba […] a Condomines y a mí, conseguimos el 10 de mayo desacreditar plenamente el proyecto «de los veintitrés», con rotundidad que hirió profundamente a García-Trevijano, pero que apartó de su férula a la mayoría de los guineanos.[28] A pesar de la oposición de Macías, la nueva constitución, democrática, presidencialista y unitaria,[26] fue aprobada en referéndum por los guineanos en agosto de 1968. Tras la independencia, Macías se convirtió en presidente tras triunfar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales frente a Bonifacio Ondó Edu (según García-Trevijano, habría aconsejado a los dirigentes del Munge que no presentaran candidato a la presidencia y apoyasen a Macías).[29] Las relaciones entre los gobiernos guineano y español se deterioraron rápidamente y desembocaron en una crisis que culminó el 5 de marzo de 1969 con la evacuación de la población española de la antigua colonia. Dos días antes, el ministro de Asuntos Exteriores y dirigente del Monalige, Atanasio Ndongo, trató de dar un golpe de Estado con apoyo español. Ndongo no consiguió su propósito y fue asesinado, al igual que otros conspiradores (también fue asesinado Bonifacio Ondó Edu, que estaba encarcelado). Las garantías constitucionales fueron suspendidas. En octubre, en el aniversario de la independencia, Macías condecoró como caballero de la Orden de la Independencia a García-Trevijano, el cual acudió a Guinea para recibir la distinción.[30][31] García-Trevijano continuó colaborando con Macías, según su testimonio, como jurista en cuestiones técnicas de política económica y de política internacional.[29][32] García-Trevijano aseguró que durante la dictadura de Macías no ocurría nada en Guinea Ecuatorial, y calificó al gobernante como un «dirigente progresista y eminentemente popular».[33] Durante el régimen de Macías, García-Trevijano fue uno de los pocos españoles que fue respetado por las autoridades guineanas.[34]
A pesar de ser partidario de la causa republicana, García-Trevijano colaboró durante varios años en la oposición a la dictadura franquista con Juan de Borbón, conde de Barcelona y heredero de la Corona española, que vivía exiliado en la población portuguesa de Estoril desde 1946. En julio de 1969, el general Franco nombró a Juan Carlos de Borbón su sucesor en la Jefatura del Estado «a título de rey», obviando los derechos dinásticos que poseía el padre de éste. Franco envió una carta al conde de Barcelona para anunciarle la decisión y Juan Carlos hizo lo mismo, remitiéndole otra misiva en la que daba a conocer a su padre que había aceptado el cargo. Juan de Borbón telefoneó a García-Trevijano y le pidió que acudiese a Estoril para valorar la situación. Una vez allí, el conde de Barcelona encargó a García-Trevijano que redactara la respuesta que debía dar al dictador y a Juan Carlos. Acabada la redacción de las cartas de contestación, Don Juan leyó las mismas y, tras dar su aprobación, las firmó y las lacró, asegurándose de que salieran enseguida hacia Madrid. El texto dirigido a Juan Carlos decía: «(…) Ni estoy de acuerdo, ni daré mi acuerdo nunca, ni aceptaré jamás que tú puedas ser rey de España sin el consentimiento de la Monarquía, sin pasar a través de la dinastía».[35][36] Según Pilar Urbano, Juan de Borbón encargó a García-Trevijano que redactara las expresadas cartas, pero éstas no llegaron a ser enviadas.[37] García-Trevijano, José María de Areilza y Pedro Sáinz Rodríguez redactaron conjuntamente la declaración oficial de don Juan ante la noticia del nombramiento de Juan Carlos como sucesor del dictador. En ella se denunciaba implícitamente la instauración de la monarquía por Franco pues consideraban que, por este procedimiento, la monarquía quedaba irrevocablemente vinculada a la dictadura.[38]
García-Trevijano siguió siendo asiduo visitante de Juan de Borbón en Estoril. Ya desde 1973 intentó convencer al pretendiente de que encabezara la plataforma de oposición que estaba intentando crear. Sin embargo, el conde de Barcelona se entrevistó con su hijo el Príncipe de España y este le convenció de que un paso semejante perjudicaría sus expectativas de acceder al trono a la muerte de Franco. Después de esto, don Juan decidió abandonar cualquier proyecto de liderar a la oposición. También pudo influir en la decisión la percepción por el pretendiente de que García-Trevijano deseaba celebrar un referéndum para decidir la forma de Estado, lo que podía desembocar en la proclamación de una república.[39]
Más adelante, en 1974, García-Trevijano preparó en París los encuentros entre Juan de Borbón y las distintas fuerzas políticas antifranquistas republicanas, en cuyos encuentros el conde de Barcelona manifestó: «No tengo ambiciones personales, pero estoy al servicio de España si se pudiese necesitar alguna vez mi labor de arbitraje. En cuanto a la posibilidad de que la monarquía tradicional se restaurase en España con referéndum, pienso que no hay ninguna monarquía en Europa que no esté refrendada por el pueblo. Yo creo que la monarquía, de llegar, llegaría sin referéndum, pero habría que hacerlo después».[40]
En julio de 1974 García-Trevijano fundó, junto con otros intelectuales y dirigentes políticos, la Junta Democrática de España, que agrupaba a distintas fuerzas políticas, sindicales y sociales de oposición antifranquista. García-Trevijano redactó el manifiesto público de la organización y emprendió una ardua campaña política por la ruptura democrática, en virtud de la cual se fundaron un centenar de Juntas locales y sectoriales por multitud de poblaciones españolas.[41] Como coordinador ejecutivo de la Junta Democrática de España, fue responsable de pronunciar el discurso de presentación de dicha coalición ante el Parlamento Europeo.
Por su actividad opositora contra la dictadura franquista, García-Trevijano sufrió diversos procesamientos, encarcelamientos y multas. Por su intervención en la Conferencia Constitucional de Guinea Ecuatorial, fue procesado por alta traición en el Tribunal de Orden Público (caso instruido por Jaime Mariscal de Gante).[cita requerida] También sufrió cinco retiradas de pasaporte, dos importantes multas administrativas, tres detenciones policiales y un nuevo procesamiento ante el Tribunal de Orden Público por un delito contra la forma de Estado (caso instruido por el juez Gómez Chaparro) y el encarcelamiento durante setenta y seis días en la cárcel de Carabanchel por su acción política.[42][43]
Agresión a jóvenes abogados
Pero uno de los ataque más importantes fue la grave agresión por parte de elementos ultraderechistas enmascarados que sufrieron un grupo de abogados madrileños el viernes 7 de noviembre de 1975. Irrumpieron en el despacho del abogado José Manuel Muñoz Salvadores cuando celebraba una rueda de prensa junto con otros cuatro abogados: García-Trevijano, Cortezo, De la Peña y Figueroa D’Oliveira.[44] Además estaba presente el corresponsal en Madrid del diario venezolano El Nacional (García-Trevijano sufrió la rotura de tres costillas y el omóplato y hubo de ser ingresado en un hospital).[45][46][47] Al día siguiente, la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid hizo pública una nota condenando el atentado de que habían sido objeto un grupo de abogados.
Transición española
En 1976 promovió, en unión de otros activistas antifranquistas, la fusión de la Junta Democrática de España con la Plataforma de Convergencia Democrática, que dio lugar a la Coordinación Democrática —conocida popularmente como la Platajunta—, de la que fue presidente.[48] El 11 de julio de ese mismo año de 1976 encabezó, con varios dirigentes de la oposición antifranquista, una manifestación política a la que se sumaron unas 20.000 personas, que recorrió las calles de Las Palmas bajo el lema «Amnistía, Libertad, Unidad».[49]
Posteriormente fue acusado por elementos del grupo político opositor ecuatoguineano, Alianza Nacional para la Restauración Democrática (ANRD), de dar soporte jurídico a los crímenes cometidos por el régimen de Francisco Macías y de haberse lucrado ilícitamente en ese país africano.[50] Aunque la denuncia no adjuntaba documentación que permitiera su verificación, varios medios de comunicación se hicieron eco de ella. Según un artículo publicado en 2000 por Severo Moto, líder de la oposición a la dictadura guineana y enemigo número uno del presidente Macías, el «dossier» de la ANRD, que habría ayudado a elaborar el secretario de dicha organización, Esteban Nsue, «en revancha por la negativa [de García-Trevijano] a preparar un golpe de Estado contra Macías», estaba «plagado de datos falsos y falsificados». De acuerdo con lo expresado por Moto, el PSOE utilizó el repetido «dossier» para desprestigiar a García-Trevijano, con el fin de apartarlo de la escena política y eliminar así la opción de la ruptura democrática.[51] En un cable confidencial enviado desde la embajada estadounidense en España a la Secretaría de Estado de los Estados Unidos, con fecha 20 de diciembre de 1976, filtrado por Wikileaks en 2013, los oficiales estadounidenses atribuían al PSOE la «muy beneficiosa destrucción de García-Trevijano como figura política creíble».[52]
Con el objeto de defender la ruptura democrática, en 1977 fundó la revista Reporter, en la que publicó más de cincuenta artículos dedicados enteramente a esta cuestión.[53][54] También en ese año dio a la imprenta La alternativa democrática, un ensayo en el que defendía la estrategia de la ruptura pacífica con la dictadura franquista, frente a la reforma de la misma emprendida por sus dirigentes y apoyada por los partidos políticos clandestinos.[55][56] Tras el triunfo de la opción reformista frente a la rupturista que defendía, García-Trevijano se retiró de la actividad política y se dedicó a la abogacía, si bien publicó esporádicamente algunos artículos en la prensa, en los que se mantuvo firme en su rechazo a la monarquía de Juan Carlos I y a la aceptación de ésta por los partidos de oposición a la dictadura, así como en su denuncia de que al pueblo español no se le hubiera dado la posibilidad de elegir la república como forma de Estado.[57]
Décadas de 1990 y 2000
Fundación de la AEPI y acusación de Vilallonga. Presentación de El discurso de la República
El 13 de agosto de 1994, García-Trevijano, junto con un grupo de periodistas y escritores, fundó la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI), que se presentaba como una asociación que perseguía unir a los periodistas y escritores «que desempeñan un papel importante en la lucha contra la corrupción y los abusos del poder político».[58][59] Luis María Ansón, miembro de la AEPI, declaró en una entrevista realizada años después que el propósito de la Asociación era impedir la reelección de Felipe González, ya que «bloqueaba algo vital en una democracia: la alternancia». Dado que las críticas periodísticas sobre González no habían dado resultado en las elecciones de 1993, no dudaron en exponer «las irregularidades [y] la corrupción» del Gobierno para lograrlo, llegando a «elevar la crítica hasta extremos que a veces afectaron al propio Estado», pues, según afirmaba, «si González llega a ganar las elecciones del 96, con la bonanza económica no hubiera habido quien lo echase del poder hasta 2004. No salimos de 40 años de Franco para entrar en 30 de González».[60]
El día 22 de ese mismo mes, José Luis de Vilallonga publicó un artículo en La Vanguardia que levantó gran revuelo. Basándose en unas informaciones que, según el aristócrata, le habían hecho llegar dos espías, acusó a García-Trevijano de estar organizando una «confabulación que pretende desestabilizar al Gobierno [de Felipe González], provocar la abdicación del rey y proclamar una república», de la cual sería nombrado presidente. Según Vilallonga, los aliados de García-Trevijano en esta supuesta trama eran el director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, y el famoso banquero Mario Conde. Tal como expresaba Vilallonga, «la operación se llevaría a cabo por etapas. Primero, se desestabilizaría al Gobierno atacando sin tregua a Felipe González en sus horas más bajas. […] Paralelamente se haría una fuerte campaña en favor de Aznar […]. Con cuidada sincronía se irían filtrando pequeñas y breves noticias en detrimento de la figura del Rey, para acabar publicando un dossier que comprometería gravemente al Monarca en algún escándalo irreparable. Todos los periodistas sabemos lo fácilmente que se monta un falso dossier en el cual se involucra a la persona que se pretende destrozar. Según los estrategas de la operación, el Rey, harto de tanta basura, acabaría por abdicar en su hijo don Felipe, el cual, dada su juventud y su inexperiencia política, sería más fácil de manejar, facilitando sin oponer resistencia el paso de la monarquía a una república».[61]
La acusación de Vilallonga fue inmediatamente contestada por García-Trevijano, que la calificó de «mentira injuriosa», añadiendo: «Lo extraño de esta «catilinaria de verano» es que periódicos serios, como La Vanguardia que la publica y El País que se hace eco, no la hayan dado a cinco columnas en primera. Si piensan que es verdad, ése era su único tratamiento, Y si saben, como es el caso, que es mentira, no podían acogerla en sus páginas. Pero tengo demasiada experiencia para no saber lo que saben esos periódicos. Es decir, que se trata de un trabajo de encargo para meter miedo entre los miembros fundadores de la AEPI. Una asociación de escritores y periodistas independientes (entre los que me encuentro, junto a prestigiosas firmas de la literatura, el ensayo y el periodismo), que ha sido constituida hace unos días precisamente para defender la libertad de expresión y el disentimiento, contra el consenso totalitario que tratan de imponer a la opinión pública tanto los medios estatales de comunicación, controlados por el Gobierno, como los medios privados del oligopolio editorial».[62] Por su parte, Pedro J. Ramírez escribió en su periódico que el artículo de Vilallonga era «disparatado»[63] y Mario Conde, en el curso de una entrevista realizada años después, comentó sobre este asunto: «Yo creo que José Luis de Vilallonga ha dicho pocas cosas que no fueran estupideces a lo largo de su vida (…), sobre todo cuando hablaba de la Corona. Yo no he participado, ni creo que participe mientras viva, en ningún tipo de conspiración contra el rey [Juan Carlos I], entre otras cosas por razones de afecto.[64]
El 20 de octubre de 1994 García-Trevijano presentó públicamente su libro El discurso de la República. La presentación tuvo lugar en el paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid ante más de seiscientas personas (ABC informó de que los estudiantes reunidos excedían el millar[65]), entre las que se contaban el histórico sindicalista Marcelino Camacho y los periodistas Antonio Herrero, José Luis Balbín, Pedro J. Ramírez y Luis María Ansón, que presentó el acto. García-Trevijano pronunció un discurso en el que afirmó que «en España no existe ni libertad política ni democracia» y que la monarquía «encubre una oligocracia política en la que es imposible controlar a los gobernantes».[66] La presentación terminó convirtiéndose en un acto político republicano, generándose una gran excitación entre buena parte del público asistente, que intentó salir del auditorio formando una manifestación en pro de la República.[67]
Las escuchas del CESID
El 12 de junio de 1995, el diario El Mundo publicó en portada la noticia de que el CESID llevaba más de una década espiando y grabando las conversaciones telefónicas de políticos, empresarios y periodistas.[68] A raíz de esta noticia, el fiscal general del Estado abrió una investigación judicial, que originaría el denominado caso de los papeles del CESID.
En el curso de la investigación, se descubrió que Antonio García-Trevijano figuraba en el listado de los espiados por el CESID,[69] entre los que también se encontraban, entre otros, el rey Juan Carlos I, Pablo Castellano (vocal del CGPJ), Ramón Mendoza (presidente del Real Madrid), el empresario José María Ruiz Mateos, Luis María Ansón (director de ABC), Pedro J. Ramírez (director de El Mundo), los ministros Francisco Fernández Ordóñez (Exteriores) y José Barrionuevo (Interior) y el parlamentario del PSOE Enrique Múgica. Las escuchas realizadas se centraban en temas relacionados con operaciones empresariales, políticas, judiciales, periodísticas e internacionales.[70]
Durante la celebración del juicio por este caso, que tuvo lugar en 1999, García-Trevijano fue llamado al mismo como testigo, declarando ante el tribunal:
«Nunca he tenido teléfono móvil, siempre fijo. He hablado con amigos que lo tenían, pero desde mi teléfono fijo. Cuando me llaman desde un móvil, mi secretaria tiene la orden de decir que me llamen por un fijo. Tenía la certeza y evidencias de que mi teléfono había sido intervenido durante años. (…) [No lo denuncié] porque no tengo ninguna confianza en el sistema de garantías para el ciudadano que existe en este país.»[71][72]
La sentencia dictada por el juez que instruyó el caso (posteriormente anulada por el Tribunal Constitucional) ordenaba que todos los afectados por las escuchas ilegales fueran indemnizados con un millón de pesetas, a excepción de García-Trevijano, que, a pesar de que constaba en los documentos intervenidos como individuo espiado, y habiendo declarado que tenía la certeza de que su teléfono había sido pinchado, fue excluido de recibir dicha cantidad por entender el tribunal que no quedaba claro «que el teléfono interceptado hubiera sido realmente el de Antonio García-Trevijano Forte», ya que el espiado podría haber sido un hijo del abogado, muy popular en los medios de comunicación por su trayectoria en el deporte de la hípica.[72]
Caso Sogecable
En la biografía autorizada de Baltasar Garzón, Garzón, el hombre que veía amanecer, escrita por Pilar Urbano y publicada en 2000, el exjuez señaló a García-Trevijano como el cerebro de la supuesta trama que originó el llamado caso Sogecable, a comienzos de 1997.[73] Garzón manifestó que, en una reunión que tuvo lugar en la sede del diario ABC, en la que estaban presentes el propio exjuez, Antonio García-Trevijano, el magistrado Joaquín Navarro, el profesor Jesús Neira y Luis María Ansón, este último, a la sazón director del citado periódico, comentó que tenía un informe encargado por un secretario de Estado, en el que se relataban una serie de irregularidades contables de la empresa audiovisual Sogecable, perteneciente al Grupo PRISA. Según declaraba el exjuez, Anson entregó una copia del referido informe a Antonio García-Trevijano, cuya información serviría como base para preparar las querellas que el periodista Jaime Campmany y el profesor de Derecho Financiero Francisco Javier Sáinz Moreno presentaron contra Jesús de Polanco y los directivos de su grupo empresarial.[74][75] El exjuez acusaba también a García-Trevijano de estar preparando, junto con el mencionado juez Navarro, una conspiración de salón para derrocar a Juan Carlos I y proclamar una república en España.[76]
Javier Gómez de Liaño, juez de la Audiencia Nacional, asumió las querellas interpuestas contra el Grupo PRISA, en las que se denunciaba que la empresa Sogecable habría «utilizado indebidamente los depósitos de garantía de los abonados cuando, por disposición legal, deberían haber permanecido en cuenta aparte»,[77] y procesó a Jesús de Polanco, a Juan Luis Cebrián y a todo el consejo de administración de Sogecable, por un presunto delito de apropiación indebida. Según Baltasar Garzón, Gómez de Liaño y García-Trevijano estaban colaborando en la instrucción del caso.[78] García-Trevijano, en un artículo de prensa, contestó a esta acusación, diciendo: «Ni una sola vez hablé con Javier sobre el sumario de Sogecable, ni él me consultó o informó sobre ese asunto. Que me mandara un fax, o un borrador del auto de prisión de Polanco, pertenece ya a lo esperpéntico».[79]
En 1998, al año de cumplirse su procesamiento, Jesús de Polanco denunció al juez Gómez de Liaño por prevaricación en la instrucción del caso. Gómez de Liaño fue condenado por el Tribunal Supremo. La sentencia apreció que Gómez de Liaño «abusó» de su posición de juez, «burló» decisiones de la Audiencia Nacional y «conculcó» distintos procesos legales de manera «consciente, llamativa, manifiesta y hasta grosera» y condenó al juez a quince años de inhabilitación, lo que se traducía en su salida de la carrera judicial.[80] Según la sentencia, los fiscales Gordillo y Fungairiño habrían mentido para proteger al juez. El magistrado recurrió en diversas instancias, pero sus recursos fueron rechazados. Una década más tarde, en julio de 2008, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que Gómez de Liaño no había tenido un juicio independiente e imparcial, y condenó al Estado español a abonar 5.000 euros al demandante en concepto de daños morales.[81]
García-Trevijano fue citado, junto con los jueces Javier Gómez de Liaño y Joaquín Navarro, y los fiscales Ignacio Gordillo y María Dolores Márquez de Prado, por el Tribunal Supremo, a finales de 1997, para declarar como imputados por la comisión de un presunto delito de «conspiración para delinquir». García-Trevijano calificó el proceso abierto por el Supremo de «payasada» y «farsa».[82] Según expresó ante los micrófonos de una emisora de radio, el proceso abierto solo obedecía a razones políticas:
«Yo no he cedido nunca en denunciar la falsedad del Régimen actual, la falsedad de la Monarquía; yo no he aceptado jamás que tengamos un Rey designado por Franco (…). No acato la Monarquía, no acato a este Rey, no acato la Constitución; digo lo que siento, y si quieren meterme en los tribunales, que me metan, me da igual».[83]
La causa contra García-Trevijano y el resto de imputados terminó siendo archivada, por entender el juez instructor de la misma que «no se ha probado la existencia de una trama contra Sogecable». El juez añadía que las declaraciones prestadas por Baltasar Garzón «no pueden servir como indicios mínimamente suficientes relativos a la existencia de la tan mentada confabulación: no permiten (…) fundamentar un escrito de acusación que hiciera posible la continuación del procedimiento».[84]
Últimos años
A lo largo de sus últimos años, García-Trevijano participó regularmente en debates y coloquios, tanto en congresos académicos como en programas de televisión y radio sobre cuestiones políticas y de actualidad, destacando sus apariciones en el programa La Clave, presentado por José Luis Balbín. Desde finales de 2011 vino interviniendo regularmente en un programa radiofónico emitido por Internet (Radio Libertad Constituyente)[85] y fue fundador y presidente del Movimiento Ciudadano hacia la República Constitucional (MCRC).[86] Hecho que no le impidió seguir ejerciendo como abogado.
Falleció en Madrid el 28 de febrero de 2018 a los 90 años de edad, tras experimentar complicaciones con la implantación de un catéter.[87]
Pensamiento político
Según expresó en varias ocasiones, García-Trevijano no se consideraba a sí mismo republicano, sino repúblico, palabra que rescató del olvido y difundió a través de su obra y sus intervenciones públicas:
«Yo no soy republicano, porque republicano es el que acepta pasivamente la república, es decir, un partidario de la república. Yo soy repúblico, que es muy diferente. Un repúblico es un estadista de la república, una persona versada en asuntos públicos, que pertenece a ese «tercio laocrático» existente en toda sociedad, concepto que proviene de la Grecia clásica, pues laos significa «pueblo» en griego antiguo, pero a diferencia de demos, se refiere a la parte del pueblo que contribuye activamente a cambiar la naturaleza de la política».[88]
Vida privada
Antonio García-Trevijano residió en Madrid. Estuvo casado con la exmodelo francesa Francine Chouraki hasta que enviudo de ésta en 2016. De dicho matrimonio nacieron dos hijos varones, uno de los cuales es el jinete olímpico Juan Diego García-Trevijano. Entre sus siete hermanos se encuentra la traductora Carmen García-Trevijano Forte. Era cuñado del catedrático de Lógica y Filosofía Manuel Garrido Jiménez.
En la cultura popular
En el capítulo 126, titulado Póquer, repóquer… y órdago, de la popular teleserie española Cuéntame cómo pasó, Antonio García-Trevijano aparece mencionado en distintas ocasiones. El capítulo está ambientado en el verano de 1974, cuando se produjo la presentación de la Junta Democrática de España en París, a la que Toni, uno de los protagonistas de la teleserie, acude junto con otros jóvenes antifranquistas. Antonio García-Trevijano es presentado como uno de los líderes más destacados de la oposición a la dictadura franquista y artífice de la citada Junta Democrática.[89]
Obras
Libros:
- Libertad Constituyente. Madrid: MCRC y Tictac ediciones. 2011. ISBN978-84-8136-460-6.
- Teoría pura de la república. Madrid: El Buey Mudo. 2010. ISBN978-84-9380-405-3. (Traducido al inglés como A Pure Theory of the Republic)
- Ateísmo estético. Arte del siglo XX: de la modernidad al modernismo. México, D. F.: Landucci. 2008. ISBN968-5893-51-9.
- Prólogo a García Viñó, Manuel (2006). El País. La cultura como negocio. Navarra: Txalaparta Argitaletxea. ISBN84-8136-456-8.
- Donatello modela la infancia: escultura inédita. El Viso. 2003. ISBN84-95241-30-7.[90]
- Pasiones de servidumbre. Madrid: Foca. 2001. ISBN84-95440-07-5.
- Prólogo a
- «Frente a la gran mentira». https://www.falgm.com/ (Madrid: Espasa Calpe). 1996. ISBN84-239-7741-2. (Traducido al inglés como A Pure Theory of Democracy)
- El discurso de la República. Madrid: Temas de Hoy. 1994. ISBN84-7880-445-5.
- La alternativa democrática. Madrid: Plaza & Janés. 1977. ISBN84-01-80547-3.
- Toda la verdad. Mi intervención en Guinea. Madrid: Ediciones Dronte. 1977. ISBN84-366-0090-8.
García-Trevijano fue también autor de dos estudios sobre arte inéditos, titulados Donatello, escultor de la infancia y Necesidad de un retorno a la belleza, y de varias monografías de Derecho privado. Asimismo, redactó dos proyectos de Constitución: uno para Guinea Ecuatorial y otro para Camboya.
Publicó artículos sobre política, historia y arte en los diarios El País, El Mundo, La Razón, ABC, El Independiente, Ahora y en la revista Reporter.
También escribía en su blog de Internet, titulado La República Constitucional. Fue fundador y director del periódico en línea Diario español de la República Constitucional.
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