• 29 mayo, 2023 6:06 am

El Papa Francisco cierra el seminario de sus monaguillos en medio del primer juicio por abusos a menores en El Vaticano

Francisco cierra el preseminario vaticano San Pío X, conocido como el seminario de los monaguillos del Papa –de ahí salen los chicos que participan en las ceremonias presididas por el pontífice en San Pedro–, en pleno juicio por el escándalo de abusos a menores en el centro. Un juicio que se está celebrando, por primera vez, en el interior de los muros vaticanos.

La expectación mediática generada por el juicio, que se puede seguir en directo, ha llevado a habilitar para la celebración de la próxima vista, el 7 de junio, una sala de los Museos Vaticanos.

Consciente de la repercusión del caso, y de las atrocidades que se están revelando, Bergoglio ha tomado la decisión de trasladar el centro de estudios, fundado por Pío XII en 1956, «a un lugar fuera del Vaticano», según ha confirmado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

El Papa comunicó al rector, Angelo Magistrelli, «la decisión de que el Preseminario, a partir del próximo mes de septiembre, traslade su sede fuera de la Ciudad del Vaticano, a un lugar conveniente», añade la Oficina de Prensa, que no cita en ningún momento el proceso judicial que se está llevando a cabo, y que implica al ex rector, Enrico Radice, acusado de complicidad, y a Gabriele Martinelli, formador y quien supuestamente llevó a cabo los abusos contra varios menores.

Garantizar la seguridad de los menores

El objetivo de la decisión del Papa es, aseguran, garantizar la seguridad de los menores y evitar exposiciones a situaciones ambiguas o al morbo informativo que está surgiendo de las declaraciones en el juicio contra Martinelli y Radice.

Durante las vistas se están escuchando testimonios espeluznantes, como el del exmonaguillo polaco Kamil Jarzembowski, quien confirmó los abusos sufridos por su compañero de habitación a manos de Martinelli, y que aseguró que valoró suicidarse. En concreto, Jarzembowski aseguró haber visto, entre 2011 y 2012, «decenas de relaciones sexuales» entre el formador y el menor. «A veces L.G lo rechazaba y otras lo sufría pasivamente, quieto como un tronco».

Fuente: El Diario

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