• 5 junio, 2023 7:41 am

El caso de Anna y Olivia, las líneas de investigación del crimen de las niñas de Tenerife

La búsqueda de Anna y Olivia, desaparecidas en Tenerife, ha finalizado de la pero manera posible tras 45 días de operativo. Los restos hallados hace unos días en una bolsa de deporte oculta en las profundidades del mar fueron el presagio de uno de los grandes temores que acabó haciéndose realidad después de la autopsia del cuerpo confirmara que era Olivia, de sesi años, la mayor de las hermanas. Desde entonces, los investigadores se han focalizado en reconstruir las últimas horas del padreTomás Gimeno, antes de llevarse a las niñas y en tratar de averiguar el paradero de la otra menor en base a cada una de las pistas encontradas y en la forma en la que el progenitor cometió los crímenes.

En relación con la primera línea de investigación, las autoridades han podio averiguar algo más sobre la personalidad del sospechoso —sobre quien pesa una orden internacional para su detención por la presunta comisión de dos delitos agravados de homicidio y uno contra la integridad moral en el ámbito de la violencia de género— y han concluido que Gimeno fue infiel en repetidas ocasiones a Beatriz Zimmermann, madre de las menores, y que, tras separarse y encontrar ella a otra persona con la que rehacer su vida y ser feliz, le comieron los celos. Según el auto del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar, el padre lo planificó todo para que el día de la desaparición de niñas, las personas más cercanas de su entorno supieran sus intenciones. Por eso, dejó un paquete con fecha de apertura y un mensaje a su expareja, a su madre y también a su última pareja, la directora del colegio en el que recogió a la pequeña Anna el día que ocurrió todo. Los presentes de todas ellas eran muy similares: una gran cantidad de dinero y una nota de despedida.

Desaparición

La medianoche del 27 de abril, el padre zarpó desde la marina de Tenerife, en el puerto de Santa Cruz, en una lancha de su propiedad, de seis metros de eslora. Entonces fue visto solo, sin la compañía de las menores, cargando varias maletas y bolsos en su embarcación. Según la investigación, desactivó el GPS de la barca para no dejar pistas de su recorrido. No obstante, una vez encontrada la lancha, los investigadores determinaron que los restos de sangre hallados en ella son del varón, no de ninguna de sus hijas.

Desde el principio, el caso fue calificado de alto riesgo por diversos factores. El que más inquieta a la Guardia Civil es que, según la denuncia de la madre de las menores y expareja del desaparecido, Tomás Antonio le aseguró, días antes de los hechos, que jamás volvería a verlas y tampoco a él. Por el momento, se mantienen abiertas varias vías de investigación, desde el secuestro parental hasta el asesinato de las niñas y/o el suicidio del padre.

Horas después de embarcar, el barco fue localizado a la deriva, sin nadie a bordo y sin ancla. En la zona, el dispositivo de búsqueda localizó flotando en el mar una silla de retención infantil de una de las niñas. Es precisamente ahí donde efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil están realizando inmersiones en los últimos días. Fuentes cercanas al caso consultadas por Efe indican que una de las líneas de investigación trata de determinar si Tomás contó con la ayuda de tercera o terceras personas para la ejecución de un plan preconcebido.

Uno de los últimos datos que se tienen del mismo día en el que Tomás se fue sin dejar rastro es que envió un paquete con una nota a quien fue su compañera sentimental. Sobre el papel había una simple indicación: no abrirlo hasta las 00:00 horas de esa noche. Beatriz, la madre de Anna y Oliva, obedeció y esa misma noche se topó con un fajo de billetes con unos cuantos miles de euros. Ese detalle fue toda una declaración de intenciones para el entorno de la familia, quienes consideran que esa fue la despedida final de Gimeno.

45 días de búsqueda

Un amplio despliegue de medios técnicos y humanos peina desde hace cuatro semanas la isla de Tenerife por tierra, mar y aire en busca de cualquier pista que permita dar con el paradero de los tres desaparecidos, y, en paralelo, ayude a reconstruir los últimos movimientos del padre. Fue en el mar donde se le perdió la pista del progenitor, quien, después de no devolver a las niñas a su madre a la hora acordada, zarpó en su lancha desde la marina deportiva del puerto de Santa Cruz de Tenerife.

En este contexto, el juzgado de Güímar que instruye las diligencias, declaradas secretas, emitió un requerimiento a varias entidades financieras para averiguar si el padre de las niñas realizó algún movimiento en sus cuentas o extrajo efectivo en una cantidad notoria en los días previos a la desaparición. Según informó ‘Diario de Avisos’, se ha detectado una transferencia de 55.000 euros entre dos cuentas a nombre de Tomás Antonio antes de desaparecer. Además, la jueza decretó una orden de búsqueda internacional a la par que las fuerzas de seguridad reforzaron la vigilancia en puertos y aeropuertos.

La búsqueda continúa imparable y, cuando se cumplieron tres semanas de la desaparición de las niñas, la Guardia Civil ya centró su búsqueda en la casa del progenitor, la última lo hicieron con la ayuda de perros adiestrados en la detección de restos biológicos. Era la cuarta vez que registraban esa vivienda con la única diferencia de que la semana pasada recurrieron a la unidad canina en busca de pistas.

Al principio, cuando el caso ya había cobrado una relevancia a nivel nacional, las autoridades centraron su línea de investigación en el móvil del sospechoso. Según el rastreo que practicaron del dispositivo, después de zarpar a las 23:30 horas del 27 de abril desde la marina de Santa Cruz de Tenerife, Gimeno regresó al puerto porque tenía que cargar el móvil. Como una hora después, volvió a zarpar y recorrió unos 50 kilómetros en la lancha que más tarde fue encontrada por los investigadores. Por ellos, estuvieron rastreando los barcos que están llegando a Cabo Verde, Madeira o Marruecos desde las islas.

Además del móvil, las autoridades estuvieron pendientes de los movimientos bancarios del padre de las niñas. Asimismo, fuentes de la Guardia Civil informaron de que se reanudó la búsqueda por mar, tierra y aire con un dispositivo del que forma parte la Guardia Civil, Salvamento Marítimo y el Grupo de Emergencias y Salvamento de Canarias. Sin embargo, aún ni se confirma ni se descarta que el dispositivo se haya ampliado también hacia Sudamérica después de conocer algunas declaraciones de su entorno familiar, por ello, las fuerzas de seguridad precisan que hay varias líneas de investigación abiertas.

Además, las autoridades cuentan con el testimonio de una mujer, posible testigo, que vio a un padre con dos niñas pequeñas en la Playa de Roche, entre las localidades gaditanas de Chiclana y Conil, el mismo día en que fueron vistas por última vez. Según la descripción que aportó la mujer a las autoridades, el hombre parecía rondar la cuarentena y llevaba una barba de varios días. A su parecer, las menores que lo acompañaban en la playa cuadraban con las imágenes que ha visualizado estos días de Anna y Olivia en redes sociales y telediarios.

El día antes de cumplirse dos semanas de la desaparición de las hermanas, Espejo Público dio a conocer una última pista; unas señales por radio náutica en la que se escucharon los balbuceos de un bebé del que solo se distinguían dos palabras: «Papá, tiburón».

Ante los últimos testimonios de supuestos testigos, la Guardia Civil se ha comprometido a estudiar cada una de las declaraciones aportadas sobre el caso para comprobar su veracidad. En el caso de las aportaciones ciudadanas, los investigadores intentan primero constatar su veracidad y, en caso de que la tenga, procederán a investigarlo. Además, todo un grupo de voluntarios de Protección Civil están revisando a fondo la zona costera del sureste de Tenerife en busca de las menores. Este viernes, el mismo día en el que se tendría que celebrar el cumpleaños de Anna, los investigadores tratan de averiguar si el padre pudo haberse llevado ropa de las niñas y juguetes en su casa antes de que se les perdiera el rastro a los tres.

El pasado viernes las autoridades dieron un paso adelante al revelar que Gimeno fue sancionado por la Guardia Civil la noche en la que desaparecieron las niñas. Al parecer, los agentes lo interceptaron regresando al puerto de Tenerife a las 23:25 horas de la noche, saltándose el toque de queda. Las autoridades, entonces, no vieron nada sospechoso en la embarcación y la madre aún no había denunciado la desaparición de las niñas.

El último método al que ha tenido que recurrir la Guardia Civil para afinar la búsqueda de las menores es un sónar de barrido lateral que sirve para radiografiar el fondo marino, puesto que la profundidad del mar en la zona en la que encontraron el barco que usó el padre es tan elevada (entre 200 y 600 metros) que ni siquiera los buzos son capaces de acceder a ella y que comenzará a funcionar la semana que viene. Pero, en caso de que este artilugio no funcione, existe la posibilidad de traer algún buque del Ejército o incluso un buque oceanográfico que hay en España con tecnología muy avanzada.

Tras cuatro días de búsqueda con el sónar, las autoriades aún no han encontrado ninguna prueba que los guíes hasta las menores. La previsión inicial es que la búsqueda dure entre ocho y nueve días de forma ininterrumpida las 24 horas. Por el momento, se centra en un área de unas diez millas cuadradas, frente al litoral de Santa Cruz de Tenerife, que el buque del Instituto Español de Oceanografía viene rastreando desde el pasado domingo.

Las novedades más recientes en la investigación por la desaparición de Anna y Oliva, a casi un mes de que fueran vistas por última vez, es que la Guardia Civil ha requisado la lancha en la que viajó Tomás Gimeno junto a las niñas aquel 27 de abril con el objetivo de volver a revisarla, más a fondo y con la ayuda de dos perros adiestrados para hallar restos orgánicos. Además, en el cuarto y, hasta ahora, último registro que se ha practicado en la finca propiedad del sospechoso, los investigadores se toparon con una zona del exterior en el que se podía apreciar signos de tierra que había sido removida recientemente.

El lunes, 24 de mayo, a punto de cumplirse cuatro semanas de la desaparición de las menores, un robot no tripulado a bordo de un buque del Instituto Español de Oceanografía rastreará posibles pistas en el mara unos 2.000 metros de profundidad, llegando hasta donde los buzos no pudieron. El dispositivo, que la directora de la Guardia Civil ya se comprometió a utilizar, navegará por una zona delimitada por el geoposicionamiento del móvil de Gimeno, una información que se obtuvo a través de un duplicado de su tarjeta, en la madrugada del 28 de abril.

Por si el operativo no fuera suficiente laborioso, desde la asociación Sos Desaparecidos, que también colaboran en la búsqueda, recibieron en la primera semana del mes de junio una extraña llamada de un presunto colaborador que decía saber dónde estaban las niñas. En una conversación que ha sido trascendida este medio, la persona anónima aseguraba que las menores habían sido «vendidas» y que solo daría información sobre su paradero a cambio de 5.000 euros. El transcurso de la conversación, el hombre

Notas con olor a despedida

Orgullloso de sí mismo competitivo, así es Gimeno a ojos de los investigadores que, tras interrogar a su entorno familiar y sociales y examinar las notas que dejó a su exmujer y parientes antes de desaparecer, trataron de retratar su perfil; una de las claves para averiguar el paradero de Olivia y Anna. Sus amigos, aún sorprendidos por lo ocurrido, aseguraron en declaraciones recogidas por la agencia Atlas que no le sentó nada bien que Beatriz rehiciera su vida junto a otro hombre porque, de esta forma, sentía que perdía a su familia, a la que trataba, según estos mismos testigos, como una propiedad.

Es por ello que, dos meses antes de la noche de la desaparición, Gimeno conversó con su antigua esposa y le insinuó que se marcharía a otro país para no volver. No fue la única vez que expresó este deseo, puesto que aquel 27 de eabril dejó un paquete en manos de Beatriz con olor a despedida. Sin embargo, ella no fue la única en recibir unas últimas noticias del padre, ya que también dejó notas y recados a familiares y personas más allegadas en las que les regalaba casi todas sus pertenencias.

Una de las otras receptoras de estos mensajes fue la directora del centro educativo en que el estaba matriculada la menore de las hermanas y al que acudió el mismo día de desaparecer. Además, esta misma mujer fue la última pareja del progenitor, quien le dejó «un estuche lapicero con cinta de embalar, pidiéndolo que no lo abriera y que le llamara a las 23:00 esa misma noche», según el auto. Pero esta acabó abriendo el paquete y allí encontró 6.200 euros y una carta en la que se despedía de ella.

El hallazgo del cuerpo

El jueves, 10 de junio, cuando se cumplieron 45 días de la ‘desaparición’ de las hermanas, el sonar encontró dos bolsas, a mil metros de profundidad. Al recueprarlas, los investigadores comprobaron que se trataba de un cuerpo. Una de ellas era una bolsa de deporte negra que estaba amarrada a un ancla, donde estaban los restos de Olivia, mientras que en la otra había varios objetos. Además, se trata de dos de los seis bultos que, según las autoridades, cargó Gimeno el día que se llevó a sus hijas.

Un día después de encontrar los restos humanos, los resultado de la autopsia han confirmado que el cuerpo pertenece a Olivia. La magistrada titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar —localidad situada a unos 30 kilómetros al sur de Santa Cruz— ha practicado en el Instituto Anatómico Forense de Tenerife, en La Laguna, el levantamiento del cadáver. Tras este hallazgo, los técnicos se centran, por un lado, en la autopsia de Olivia para determinar las causas de la muerte y, por otro, en la segunda bolsa encontrada que podría albergar algún tipo de prueba sobre el paradero del padre o de Anna. Ahora, tras el hallazgo de la mayor, intentan descubrir si murieron antes o por ahogamiento.

«Quería que sufriera de por vida buscándolas»

La madre de las menores ya se había quejado el pasado mes de diciembre ante la Guardia Civil de que su expareja le había amenazado verbalmente, pero no presentó denuncia. No obstante, los agentes realizaron un seguimiento de oficio y, en marzo, volvieron a preguntarle sobre el asunto. La mujer dijo entonces que las amenazas no se habían repetido. Según confirmaron a Efe fuentes de la investigación, Tomás Antonio tienen antecedentes penales por amenazas y peleas.

Pero no solo fueron las palabras lo que atormentaba a Beatriz. En una carta que remitió a los medios de comunicación un mes atrás, el mismo día en el que habría soplado las velas al cumplir años junto a las pequeñas, la mujer volvía a pedir la máxima difusión de las imágenes de sus hijas para conseguir que sus rostros lleguen a más gente con el fin de poder identificarlas allá donde se encuentren. Pero, además, expresaba, de nuevo, el temor que sentía hacia quien fue su compañero. «Ando con miedo de qué decir, qué escribir, por las repercusiones que pueda tener el padre», escribía entonces la madre en su carta. «Pero ¿qué hago?», se preguntaba. «Una enfermedad terminal o un accidente tienen que ser terribles, insuperables en muchos casos, pero una desaparición, con la incertidumbre de saber cómo están, de saber qué piensan, de saber que están queriendo llamarme, de robar ese derecho de protección de una madre, si puede estar en nuestras manos que tenga un final feliz», añadía.

El jueves, 20 de mayo, Beatriz volvió a hacer declaraciones públicas ante los medios para pedir, una vez más, que cesase esta situación. Así, se dirigió a su expareja para pedirle que pensase «con el corazón y no con la mente». «Solo sé que tenemos un gran amor en común: nuestras hijas (…) Sé que las quieres más que a ti mismo. Sé que jamás les harías daño, he defendido eso siempre y nunca lo he puesto en duda», proseguía, y señalaba que, si quiere lo mejor para sus hijas, «necesitarán a su padre y a su madre». «Ambas nos quieren y necesitan, Tomy, a los dos», destacaba Beatriz, que le reiteraba que esto va más allá de lo que haya pasado entre ellos.

En esa misiva, Beatriz aún mostraba algón atisbo de esperanza por que al final pudiera reencontrarse con sus hijas. Pero, después de que se confirmase que el cuerpo hallado por el buque pertenecía a Olivia, su tono fue aún más doloroso. «Quería que sufriera buscándolas sin descanso» y, «por supuesto, no quedar como el mayor asesino de la historia», lamentaba en la nota en referencia a su ex. Pese a todo, ha querido apelar al «amor para los niños en forma de protección, educación y respeto» y ha pedido dejar atrás el dolor para no traer «más sufrimiento al mundo», insistiendo en que, pase lo que pase, luchará «en contra de estas injusticias».

Las redes se llenan de sirenas

Después de que la Delegación del Gobierno en Canarias informara del hallazgo de restos humanos que presuntamente pertenecen a Olivia, las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo a la madre y familaires de las menores y de tristeza por el fatídico final de la búsqueda. Los usuarios, desde personas desconocidas hasta famosos o asociaciones, han lamentado lo ocurrido y han compartido un dibujo de dos sirenas, representando a Olivia y Anna, bajo diferentes ‘hashtags’.

Entre los tuits más destacados se encuentran los del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha mandado su «cariño» a la madre de las menores, así como de la ministra de Igualdad, Irene Montero, y otros como el de asociaciones contra la violencia de género, que han puesto en boca de los usuarios las consecuencias de la violencia vicaria, la «forma más violenta de violencia de género». Asimismo, algunas cuentas han convocado a través de las redes sociales una concentración en la Puerta del Sol de Madrid este viernes en repulsa por el crimen.

Fuente: El Confidencial

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