La precaria situación de las cuentas públicas españolas, con un déficit creciente, una ratio de deuda del 120% sobre PIB y menguante recaudacion fiscal debido a la paralización de la actividad económica, ha suscitado la posibilidad de que España tenga que ser rescatada por la Europa del Euro igual que lo fue Grecia en 2012, a causa de la pandemia comunista.
Esta posibilidad, como ocurre siempre cuando hay acontecimientos fuera de lo común, produce una avalancha de información confusa y a veces sesgada, que al actuar como un banco de niebla, impide ver con claridad el panorama al que nos enfrentamos. Por eso, es necesario tratar de clarificar esta materia lo más posible, teniendo en cuenta que por el momento, no hay decisiones definitivas sobre el asunto.
Ante una situación como la derivada del cierre de las economías europeas debido al coronavirus, es necesario articular ayudas a través del MEDE, El Mecanismo Europeo de Estabilización que ocupó el lugar de su predecesor, el Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF) creado en 2010. El 2 de febrero de 2012, debido a la profunda crisis financiera de las subprime y la quiebra de las cuentas públicas griegas, los países de la zona del Euro firmaron un tratado intergubernamental, mediante el que se creaba el MEDE.
Inaugurado a finales de 2012, se configura como una organización sometida al Derecho Internacional Público, con sede en Luxemburgo. Sus accionistas son los países de la zona del euro. El MEDE tiene capacidad para emitir títulos de deuda para financiar préstamos y otras formas de ayuda financiera a los países de la zona del Euro. Es decir, puede emitir deuda y colocarla en el mercado utilizando su solvencia como respaldo de los préstamos que realiza a los países que atraviesen mayores dificultades financieras y colaborar así a sostener su Economía mientras se realizan los ajustes necesarios para conseguir la estabilidad.
Junto a estas funciones, el MEDE puede abrir líneas de crédito para recapitalizar instituciones financieras mediante préstamos a los gobiernos de los Estados miembros. Esto es lo que se conoció como “rescate bancario” tras la crisis de las subprime.
Para terminar de perfilar los principios que rigen la actuación del MEDE, hay que tener en cuenta tres aspectos
– El MEDE actúa mediante préstamos, no con ayudas directas.
– La decisión de las condiciones corresponde al Consejo Europeo, es decir a los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 Estados miembros de la UE.
– Este mecanismo tiene como finalidad última la convergencia de las economías europeas hacia criterios macro estables y dentro de unos parámetros determinados, por lo que van acompañados de programas de ajuste.
La situación especial derivada de la pandemia, hace que la capacidad del MEDE no sea suficiente para atender las necesidades de todos los países que están en mala situación. En concreto, de los 240.000 millones de que dispone, España podría solictar 24.000 millones. Teniendo en cuenta que nuestro déficit anual es de 120.000 millones, se ve con claridad que sería insuficiente. La ventaja es que la devolución será a 10 años y sin ajustes debido a las circunstancias, pero el importe se tiene que destinar únicamente a paliar los efectos de la pandemia. Si se llega a aprobar, este primer crédito de aproximadamente 24.0000 millones, estaría disponible en junio y le serviría al Gobierno de Sánchez para pagar los ERTE, las ayudas a los Autónomos, el Ingreso Mínimo Vital y poco más.
Debido a que las necesidades de financiación se preveían mucho mayores, se ha creado lo que se denomina el “Fondo de Reconstrucción” para la reactivación de los sectores y las regiones más afectadas por la epidemia. Su principal peculiaridad es que ha sido financiado por Francia y Alemania, que han firmado un acuerdo bilateral para llevarlo a cabo como prestamistas finales, de tal modo que se puedan fijar unos objetivos y unas condiciones claras que serán objeto de negociación con la Comisión Europea pero que, evidentemente, van a estar bajo la supervisión de los dos países. En realidad lo que esto significa es que el eje francoalemán va a tomar las riendas del rescate para alejarlas de los burócratas ya que de no ser así, el Bundesbank no está dispuesto a seguir colaborando.
De este Fondo, es cierto según ha dicho la prensa, que hay una parte destinada a paliar los efectos del virus que se recibirá como transferencias directas. En el caso de España parece que podría ser de 77.000 millones, como mucho y siempre que se apruebe ese importe, pero el resto, unos 63.000 se recibirán en forma de préstamo, es decir hay que devolver el dinero, lo cual está claramente expresado en el acuerdo.
Además, para acceder al Fondo de Reconstrucción, es necesario el compromiso de los Estados de adoptar medidas para sanear la situación económica y acometer reformas estructurales. No sólo eso, sino que claramente se indica que en paralelo y para prevenir que estas situaciones vuelvan a repetirse en el futuro de forma cíclica, será necesario que la Comisión Europea empiece a trabajar en un marco de armonización fiscal y financiera, para lograr una mayor integración de los mercados de los Estados miembros. Esto ha sido imposible hasta el presente, pero ahora, después de sufrir los efectos de la epidemia, es mucho más probable que exista voluntad de negociar, más que nada porque si no, los países afectados, se quedan sin el dinero del Fondo.
Por tanto, existe la posibilidad de que España reciba ayudas directas no reembolsables, pero la decisión sobre el importe, no depende de las solicitudes de Sánchez, sino que corresponde al Consejo Europeo, formado por los Jefes de Estado y de Gobierno de los 27 miembros de la UE. Muchos países se han visto gravemente perjudicados y necesitan dinero, lo que significa que la negociación se presenta, cuando menos, dificil porque hay que repartir entre todos. Otro aspecto importante es que las ayudas no pueden aplicarse a cualquier partida de los Presupuestos Generales del Estado, sino solamente a las que formen parte de las prioridades establecidas por el Consejo Europeo para cada Estado miembro.
En cuanto a los 63.000 millones que España puede recibir en concepto de préstamo, que por tanto hay que devolver, lo más probable es que se apliquen las condiciones del MEDE. Esto implica ajustes en la Economía y supervisión en cuanto a la adopción de medidas concretas, devolución parcial al cabo de dos años, y aplicación de los créditos de acuerdo a las prioridades que se establezcan en el préstamo. En el caso de España, el acceso a estos fondos cuenta con una dificultad añadida. Nuestro país sigue sin ser capaz de aprobar Presupuestos Generales del Estado, por tanto, ni siquiera tiene algo que presentar a la supervisión de sus colegas europeos.
En lo que se refiere a la articulación de este Fondo de Reconstrucicón por el eje francoalemán, en realidad lo que busca, es aprovechar la oportunidad que brinda la crisis del coronavirus para lograr una verdadera modernización de las economías europeas. Es decir, hay que dejar atrás las rigideces estructurales y los excesos de burocracia. Es tiempo de aprovechar para hacer limpieza general, ya que nos ha asolado el tsunami, vamos a quitar escombros y a construir un edificio más moderno y funcional.
Otro elemento que se va a potenciar mediante el Fondo de Reconstrucción es el avance en la función integradora de la Unión Europea. Consideran Alemania y Francia, a mi modo de ver con toda razón, que esta es una excelente ocasión para lograr un verdadero mercado único en muchos sectores en los que no se ha desarrollado, que permitirá ahorrar costes y aumentar la productividad. No olvidemos que uno de los mayores obstáculos a la integración ha sido el Reino Unido, ahora, desaparecido el inconveniente, la unión de mercados puede empezar a hacerse realidad. Evidentemente hacer frente al desastre económico desde la desunión, deviene poco menos que imposible, por tanto hay que trabajar por la armonización y centrarse en los ejes fundamentales de las economías modernas, tecnología digital, energía y mercado de capitales.